Feliz año y regalo de Reyes

Ese año la primavera llegó
tarde. El exceso de horas
en casa propiciaba excursiones
al desván,
con el permanente olor a manzana,
a las habitaciones y la despensa.

Y en un cajón
olvidado, un descubrimiento:
los restos encerrados
de la Navidad.
Turrón, peladillas...
que dejaste en la bandeja
ante la inminente llegada de los reyes.

En la penumbra, la magia
envolvía el silencio y todo
se transformaba en
maravilloso, feliz e interminable.

Hasta que llegó su mirada.
Siempre implacable,
siempre cómplice.
Empujando su falda
te permitía volver a la
gloria, al calor, a la rutina.
Ella recogió del suelo,
sonriendo en silencio,
el papel retorcido de un
polvorón.

FELIZ AÑO Y
QUE LOS REYES SEAN GENEROSOS CON VUESTROS DESEOS.